En 1981, las organizaciones en favor de los derechos de la mujer nombraron el 25 de noviembre como el día contra la violencia. La fecha fue elegida como conmemoración del brutal asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, por orden del gobernante Rafael Trujillo.
El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró esta fecha como el
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, invitando a los gobiernos y a todas las organizaciones a realizar actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto al problema de la violencia contra la mujer.
PARA REFLEXIONAR
SALIR CORRIENDO
Amaral
Nadie puede guardar todo el agua del mar,
en un vaso de cristal.
Cuántas gotas tienes que dejar caer,
hasta ver la marea crecer.
Cuántas veces te ha hecho sonreir,
esta no es manera de vivir.
Cuántas lágrimas puedes guardar,
en tu vaso de cristal.
Si tienes miedo,
si estás sufriendo,
tienes que gritar, salir,
salir corriendo.
Cuántos golpes dan las olas,
a lo largo de un día en las rocas.
Cuantos peces tienes que pescar,
para hacer un desierto del fondo del mar.
Cuántas veces te ha hecho callar,
cuánto tiempo crees que aguantaras,
cuántas lágrimas vas a guardar,
en tu vaso de cristal.
Si tienes miedo,
si estás sufriendo,
tienes que gritar, salir,
salir corriendo.
CAPERUCITA
Ismael Serrano
Caperucita solo tiene 16 primaveras sin flores,
papa le dice: ven Caperucita, eres joven
y tienes que aprender a ocuparse de la casa,
que serás una mujer.
Para que seas buena esposa y no envejezcas
sola, en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo,
que te atrapa tu destino,
que has de ser madre y esposa.
Y la pobre caperucita llora.
Quiero volar, lejos de aquí escapar,
lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quien me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizá alguien me espere en la oscuridad.
Una fría tarde Caperucita iba
a casa de su abuela a llevarle comida,
cuando se encontró con un lobo feroz.
Dime donde vas niña que te acompaño yo.
La muchacha se supo perdida.
Gritaba Caperucita mientras la devoraba el lobo.
Bajo la falda del vestido
estallaron los dormidos sueños
que en la noche la mantenían viva.
Pobre Caperucita.
Una fría mañana Caperucita se casó,
vestida de blanco, bella como una flor.
Su marido, muy elegante, otro lobo feroz,
y su padre orgulloso lloraba de emoción.
Ahora cada noche el lobo la devora,
clava sus dientes y llora.
Caperucita, mientras, espera que un aullido
le diga que el dormido animal despertó.
Después descansa tranquilo
el malvado lobo feroz.
La cara de Caperucita alumbra una sonrisa
mientras mece una cuna.
En ella esta una niña,
quizá futura oveja para un lobo feroz,
a no ser que, afortunada, la rescate tu amor.
Caperucita la arrulla contra el pecho
y un murmullo lento,
lleno de esperanza y vida,
canta Caperucita.
NIÑA
Pedro Guerra
Quizá te busquen
porque naciste
quizá te midan por ser mujer.
Quizá te acosen
porque creciste
quizá te odien por mujer.
Pero no dejes
de ser la niña
que abraza todo lo que hay en
si.
Pero no dejes
de ver el mundo
como espacio por compartir.
Quizá te insulten
quizá no nazcas
quizá te anulen por mujer.
Quizá no llegues
a ser tú misma
quizá te empujen por mujer.
Pero no dejes
de ser la niña
que abraza todo lo que hay en
si.
Pero no dejes
de ver el mundo
como un espacio por compartir.
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